En realidad, son los colores de las témperas, sus infinitas combinaciones, la fuerza vital, la fuerza que influye intensamente en los niños para lograr una actitud positiva que les permita salir de la depresión, fortaleciendo pensamientos positivos, desarrollando la creatividad, fortaleciendo la autoestima, reforzando la confianza en sí mismo. .
El color, en cualquiera de sus presentaciones, es curativo, ayuda a la mente a encontrar su equilibrio. Por eso, me gusta colocar una gran cartulina blanca sobre la mesa de los niños hospitalizados, arrojar sobre éstas diversos colores y animarlos a que pasen el pincel o el rodillo sobre ésta muchas veces hasta llegar al color que más les guste. Es fascinante ver sus caritas de placer cuando sin temor a mancharse o ensuciarse, pintan y pintan...
Me gusta en la mayoría de los casos que sean los mismos niños los que escojan los colores. Los expertos en cromoterapia han presentado toda una investigación sobre los efectos beneficiosos de cada color; sin embargo, estoy completamente segura que todos tenemos una sabiduría interior y nuestro organismo nos habla pidiéndonos aquello que exactamente necesitamos para sentirnos mejor. De manera que no dudo cuando un pequeñín me dice:"Tía Carol, quiero pintar esto con naranjo y morado".
Gracias al poder maravilloso de los colores, he conseguido que niños que se encuentran postrados, se tranquilicen y se incorporen para realizar verdaderas obras de arte.
Sebastian hizo este maravilloso cuadro, al que incorporó un gran buho hecho en origami. El cielo lo pintó con tempera, realizado con una mezcla de colores para crear el efecto de un cielo que comienza a oscurecer.
Al incorporar a los padres se crea un ambiente de más confianza y relajo, propicia la comunicación y se reduce la tensión producida por la situación hospitalaria.
Cristian es muy buen lector, excelente alumno y gran conocedor de la geografía e historia universal. Estar con él toda una mañana fue sumamente didáctico, pasamos de la prehistoria a la revolución francesa, de la bomba atómica a las protestas estudiantiles. Dios! Cómo hablamos!
Nunca había pintado como lo hizo este día, no estaba muy familiarizado con la témpera y los pinceles; sin embargo, el resultado, toda una obra al estilo impresionista.
César, muy tranquilo y sonriente dio rienda suelta a su imaginación creando la ciudad perfecta. Utilizó témperas, papeles, y diferentes texturas para dar vida a sus ideas y dejar volar su imaginación.
César y su obra.
Cristian dando lo toques finales a su arte.
César y su orgulloso papá, quien fue su asistente durante el proceso de creación. Hermoso, los felicito a los dos.
Buen trabajo Cristian! ¡Qué gran obra de arte!
Byron, eres un joven maravilloso, de una gran sensibilidad y a la vez con la madurez de un viejo-chico. Tan transparente y tierno que me pareció que podía hasta llegar a tocar tu alma con la punta de mis dedos.
Mariposas volando al atardecer, obra de Byron. ¡Bello trabajo!
Aqui Byron cerró el día haciendo una hermosa flor de Loto en origami.
Sebastian, al principio dudaste, me miraste tímido, muy calladito. Hasta que los colores llegaron a ti invadiendo todo tu ser, te levantaste y ya no pudiste parar!!! Bravo!
Paisaje terminado, realizado por Sebastian
Sebastian y su mamá, Erika. Dios los bendiga a los dos.
Sebastian y su mamá, juntos comparten el amor al arte.
¡Espectacular!
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