¡Son las manitos llenas de color las que cambian tu vida!

martes, 4 de octubre de 2011

Hasta que nos volvamos a encontrar...


Huellas en la arena Autor: Desconocido
Una noche tuve un sueño...
soñé que estaba caminando por la playa con el Señor
y, a través del cielo, pasaban escenas de mi vida.
Por cada escena que pasaba,
percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena:
unas eran las mías y las otras del Señor.
Cuando la última escena pasó delante nuestro
miré hacia atrás, hacia las pisadas en la arena,
y noté que muchas veces en el camino de mi vida
quedaban sólo un par de pisadas en la arena.
Noté también que eso sucedía
en los momentos más difíciles de mi vida.
Eso realmente me perturbó
y pregunté entonces al Señor:
"Señor, cuando decidí seguirte
tú me dijiste que andarías conmigo,
a lo largo del camino,
pero mirando atrás,
durante los peores momentos de mi vida,
encuentro sólo un par de pisadas.
No comprendo porqué me abandonaste
en las horas en que yo más te necesitaba".
Entonces, el Señor,
clavando en mi su mirada infinita me contestó:
"Mi querido hijo. Yo te he amado
y jamás te abandonaría en los momentos más difíciles.
Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas
fue justamente allí donde te cargué en mis brazos".






Ayer te fui a visitar y te pude decir adios...
Decir adios a un ser querido es muy difícil, en especial cuando sabes que no lo volverás a ver. Mi mamá siempre me dice: "Los que se van, van felices...los que nos quedamos, quedamos con la gran nostalgia".  En parte tiene mucha razón, como siempre mi madre sabia; sin embargo hay veces que ni los que se van, ni los que se quedan quisieran que llegara ese momento. Sabes que queda mucho por decir, mucho por hacer... es tanto ... tanto...  Quisiera paralizar el tiempo, que todo quedara así...sin que nada se moviera... tan sólo mirando tus ojitos. 
El cansancio te domina, no quieres más. Ve tranquilo, descansa ya.
Dejaste un huella en el corazón de todos los que tuvimos la fortuna de compartir un pedacito de la vida contigo.
...hasta que nos volvamos a encontrar, Byron.

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